“Quiero que mi vida esté en mi obra, comprimida en mi pintura como un coche prensado. De lo contrario, mi trabajo solo son cosas.” Julian Schnabel se expresó así en vísperas de su éxito fulgurante en Nueva York en 1979. Desde entonces, su nombre es sinónimo de la recuperación del protagonismo de la pintura. Primero llegaron sus pinturas sobre platos, en las que usó de manera sorprendente fragmentos cerámicos como base pictórica. La vida cotidiana le proporcionó el resto: terciopelo, lonas militares, de puestos de mercado y de cuadriláteros de boxeo, así como telones de fondo de teatro kabuki. Estos materiales, que a menudo encontró en sus viajes o en los alrededores de sus estudios al aire libre, prestaron así su historia a su exploración pictórica. El lugar siempre es importante para Schnabel, ya sea cuando crea las obras o cuando las instala en lugares específicos para que añadan su rica historia a nuevas capas de significado. Su arte no distingue entre lo abstracto y lo figurativo, pero a veces las formas figurativas encuentran su propia vida en esculturas que trasponen las pinturas al espacio tridimensional como artefactos en bruto, aparentemente desgastados por el paso del tiempo. Asimismo, Schnabel se ha hecho famoso como director de cine, y hasta ahora ha rodado seis películas, entre ellas: Basquiat (1996), un retrato de la escena artística de Nueva York a finales de la década de 1970 y 1980 vista por su protagonista; La escafandra y la mariposa, la historia de un afectado por el “síndrome del cautiverio” que se niega a rendirse, que le valió dos Globos de Oro en 2007; y Van Gogh, a las puertas de la eternidad (2018), un testimonio del espíritu de la creatividad.

La variada obra de Schnabel se reúne con una profundidad sin precedentes en este libro de edición limitada realizado en estrecha colaboración con el artista, que seleccionó las obras y diseñó la portada. Completan el volumen textos de amigos y colaboradores: Laurie Anderson contribuye con una semblanza del artista; en tres ensayos histórico-artísticos, Éric de Chassey analiza su obra pictórica, Bonnie Clearwater, la escultórica, y Max Hollein, su trabajo in situ; Donatien Grau escribe sobre el Palazzo Chupi, el sueño del artista de un palacio veneciano en el West Village de Nueva York; mientras que el novelista Daniel Kehlmann explora la obra cinematográfica. Esta edición de gran formato permite estudiar la vida de las superficies y de los muchos incidentes pictóricos en el arte de Schnabel, una experiencia que solo puede superar la contemplación de sus obras en persona.

Esta Edición de Arte (ejemplares No. 36-135 del libro) viene acompañada de una exclusiva lámina impresa con pigmentos de 11 colores y firmada por Julian Schnabel. El motivo es una continuación de su serie de dibujos de mapas, que comenzó a principios de la década de 1980 y que todavía continua, comprometiéndose con esta forma objetiva de representar la Tierra de una manera completamente intuitiva. En él, Schnabel ha pintado sobre los hemisferios occidental y oriental de un mapamundi de 1795 del cartógrafo francés Jean-Baptiste d'Anville, publicado originalmente en forma de grabado en lámina de cobre en Viena en 1795. En su tratamiento del mapa, Schnabel abre un diálogo con el pasado y habla de su propio e interminable sentido de descubrimiento.

Edición de Arte (No. 36–135) numerada y firmada por Julian Schnabel, con la obra de arte original The Fall of Tyll, 2020, firmada por el artista.