“Los buenos artistas nunca se toman vacaciones”, fue la máxima de Martin Kippenberger, que exigió ese mismo compromiso total a todos aquellos que trabajaron con él. Fue uno de los autores más controvertidos e innovadores de las décadas de 1980 y 1990. Para él, escultura, pintura, fotografía, libros, carteles e incluso tarjetas de invitación eran formas igualmente válidas para su práctica creativa. Kippenberger jugaba constantemente con las distintas disciplinas artísticas, y su producción fue tan prolífica como variada.
Realizó su primera monografía importante con TASCHEN en 1991. Como continuación de esta estrecha colaboración se desarrolló la idea de un libro de artista, con una edición limitada de 57 ejemplares, cada uno acompañado de una obra con forma de cenicero de resina epoxi (en alemán, Kippenberger rima con Kippenbecher, término coloquial para referirse a los ceniceros).
Edición limitada de 50 ejemplares acompañados de una obra de arte con forma de cenicero de resina epoxi de 24,5 x 26 x 3,5 cm.
